12.20.2009

REGALO a él
Un clavo que uso como arete y tú conoces la función, una sábana que trae un mensaje de paz y de amor, un pasador blanco olvidado en un rincón, esas simples cosas que a mi me funcionan te las regalo hoy, un amanecer y la resolana que pega en la esquina de tu cama, la música de los aguas aguas y mis besos en tu espalda… todo te lo regalo hoy.
Karla P.

12.17.2009

jueves.17.12.2009
El dulce olor de tu piel se me atravesó entre las papilas que gustan de escuchar atentas todas las delicias, intuitivamente miré con ojos cerrados los poros abiertos de tus manos, me dejé seducir por tus brazos, los conspiradores del placer al fin me atraparon, me besaron las entrañas ardientes de luna llena prolongada y así me dejaron, dormida a tu lado, despertando de mañana, sola y con los pies helados.
Karla Partida...

12.16.2009

En la orilla de tus sueños existo yo
con mis múltiples palabras y confusiones
mi cabeza me detiene
me mantiene al filo
mis manos sostienen una caja de cristal
que resguarda tus recuerdos más remotos
la caja es pequeña y delicada
debo tener cuidado al abrirla
pues no desearía caer dentro de ella
y sólo ser eso
un recuerdo
un remoto recuerdo
y no ser más quien vele tus noches de luna llena
y nunca más seguir ahí
entre confusas palabras
y palabras confusas
que suelen confundir
no quiero que me recuerdes
parada de cabeza
en la orilla de tus sueños
más bien
recuérdame
como el motivo de existir
de lo que sueles llamar
tus sueños de cristal.

Karla Partida...

12.12.2009

EL DÍA QUE DEJÉ DE HABLAR 

Habíamos hablado de todo, de lo que siempre se habla, de religión, de sexo, de drogas, de la infancia, de la situación actual, del cine que nos gusta, de la buena música que siempre nos acompaña, de tatuajes, de cosas raras que hacerle al cabello, de literatura y buenos libros a recomendar, de conciertos en los que hemos coincidido, de viajes y mal viajes, de la felicidad, de mis planes de irme al mar, de mis depresiones e insomnios frecuentes, de mis recientes reencuentros, encuentros y desencuentros, y la noticia de que me voy a mudar.

En fin, las palabras se consumieron entre el humo blanco que salía de nuestros labios y los minutos que apenas habían pasado; el tiempo pasa lento y las bocas se van secando, por eso los besos saben mejor cuando se duerme el cuerpo y los sentidos se van despertando -el tacto- mi tacto intacto en busca de tu piel afilada, mis labios aguardan, se guardan, por eso cierro los ojos cuando me hablas e imagino besar la anatomía de tu espalda.

Después de un cómodo silencio y de besarte en mi imaginario, me dejé caer como si tuviera la sangre amarilla hirviendo y subiendo por mis rodillas hasta mi cabeza de radio, me tiré en el piso tan frío como tu mirada vacía y me dispuse a llorar, no sabía la razón exacta de mis abundantes y silenciosas lagrimas, caían desoladas sobre mis hombros desnudos, mi piel -con su tacto intacto que te aguarda- absorbía lo salado del incontenible llanto, lloré por horas, casi todo el nublado día de mayo, el viento pegaba en la ventana y mis lagrimas no cesaban, lloraba sin decir una sola palabra, afuera apenas llovía, las goteras lo anunciaban.

Después de uno de mis lapsos de lagunas mentales, estábamos ahí, tirados en medio de la azotea de tu casa, tú con tus cabellos enredados entre mis dedos inquietos, los dedos de mi otra mano jugando con tu espalda, dormimos un largo rato, me abrazaste con tus alas transparentes que siempre me gustaron, yo seguía llorando en silencio mientras dormía a tu lado y así me fui tragando el llanto que por horas había derramado, fría y dispuesta al azar, tan sola en medio de mi propia soledad, vacía como tu mirada que nunca aprendió a mirar, con un sentir de aires de azotea que hace tiempo no percibía, me quedé dormida entre tus alas de viento, con las piernas entrecruzadas y el sexo inquieto, ardiente, fugaz, tu respiración lenta y tu tibio aliento en la comisura de mi boca sedienta de paz, tu pecho contra el mío, suave de gallina madura, tus pies helados contra mis rodillas tan duras y esas traicioneras ganas de orinar.

La lluvia caía lenta y suave sobre nuestros cuerpos vacíos, olvidé las ganas de orinar y me fue inevitable pensar en hacerte el amor bajo la lluvia, en besar tus muslos y recorrer tu cuello hasta explorar tu completa anatomía, descubrir cada uno de los poros y lunares que tapizan tu piel también fría, cerré los ojos y de nuevo le dejé el resto a mi imaginario, te acariciaba con la mirada, te tocaba y me tocabas, con el pensamiento te desvestía, imaginaba tu orgasmo y eso me prendía. Después de un rato me noté mojada, evidentemente no era lluvia ni el sexo consumado que había imaginado, las ganas desaparecieron mientras corría un tibio líquido por mis piernas de gato, nunca lo sentí, no supe el momento en que las ganas y mis esfínteres me traicionaron, me toqué la pierna izquierda y un suspiro salió de mi como automático, ¡carajo! me había orinado.

Despertase confuso en medio de la lluvia, te reíste a carcajadas, abrías la boca y decías que las gotas de lluvia hacían cosquillas en la lengua y en la garganta. Me causó risa tu comentario, las lagrimas cesaban con la lluvia casi nula y te acompañé riendo un rato, mojándonos, yo más mojada que tú, pero a fin de cuentas estábamos mojados, me contaste un sueño absurdo y bizarro en el que teníamos sexo y nos orinábamos, sonreí ligeramente e intenté decirte algo, las palabras adecuadas no me salían, decía los opuestos de lo que quería.

-¡Quitate, no te quiero besar, 
menos tener sexo contigo, 
no quiero verte nunca jamás!...-

Tapé mi boca con sorpresa asombrante en verdad, no podía creer lo que había dicho, no lo pude controlar, traté de aclarar mi garganta para así volver a hablar.

Pero esta vez las palabras desaparecieron por completo de mi conocimiento y raciocinio, no podía hablar, no sabía como hacerlo, había olvidado los verbos, los adverbios, los pronombres, los sujetos, los sonidos se volvieron mudos de mi boca al exterior, me dio miedo, me puse a temblar, me veías raro y otra vez me solté a llorar, desde ese día el llanto remplazó mis palabras fluidas acostumbradas a confundir y a redundar, las letras y oraciones se olvidaron, por eso escribo a diario, para no olvidar las letras y los acentos, para calmar el llanto. Fue un domingo de mayo, el día que deje de hablar y me puse eternamente a llorar.
Karla Partida...

12.10.2009

miércoles.10.12.2009
Ayer fue hoy, no me preguntes como, así fue, así sucedió, de mañana me sucedió un verso desde mi boca a tu ventana, mis palabras desbordadas en días de luna que siempre paraece estar llena y mis sentidos sensibles a tu boca liviana, ojos de ventana, me encantas.
Karla Partida...

12.03.2009

MARIANA

No pude sostener mi propia mirada de pez fuera del agua, no mire sus ojos que siempre me gustaron, verdes nocturnos de gato, sus labios delgados y perfectamente rosados, casi rojos, pero no tanto, su naríz pequeña y perforada, sus manos suaves de porcelana blanca acariciando mi espalda; siempre me gustó su risa y como levantaba el labio de un lado, me gustaba hacerla reir, decía muchas pendejadas para ver sus dientes de azúcar romperse a carcajadas, para sentir su respirar cansado después de haber hecho, dicho o pensado alguna de nuestras múltiples mamadas, me gustaba caminar de su mano, nos acomodábamos sin haberlo acordado e incluso andabamos por la vida pregonando nuestro "noviazgo", nos besábamos y hasta una trenza conseguimos a cambio, ¿te acuerdas? cuántas cosas no hicimos juntas, nos criamos entre nosotras, nos amábamos. No mire su mirada, apenas y pude hablar, se me trababan las ideas y las palabras, se anudaban con ese tono ahogadizo que me sale cuando estoy a punto de soltar una lagrima que se evapora lenta corrediza por la cara, tenía muchas ganas de llorar, de abrazarla y decirle que yo también la soñaba, que pensaba en ella, la recordaba, que le había escrito un par de cosas, que aun guardaba sus cartas. Temblaban mis manos de sentirla cerca, mis piernas no respondían y las palabras se me quedaban a medias, cuando callaba, yo no hablaba, cuando el silencio nos asaltaba, me era inevitable pensarla de antes, por eso se me dibujaba una sonrisa entre lagrimas ahogadas y cosas por contarle, recordaba como éramos, como ella siempre me resultó especial, lo supe desde siempre, estuvo en el aire por años, nunca se lo dije, nunca fue necesario, éramos perfectamente compatibles, como engranes que funcionan y echan a andar un algo. Después de un tiempo nos oxidamos, descompusimos la máquina (el algo) y nos distanciamos, me dolió perderte mas que cualquier engaño, me sigues doliendo en el vientre bajo, en las entrañas y en cada poro que se expande buscando, me duele estar lejos y extrañarte tanto...

Karla...

12.01.2009

martes.01.12.2009 
Desperté otra vez con esas inmensas ganas de orinar, de esas que se atoran en la garganta e inundan los ojos. El ocio se ha vuelto mi sombra acosadora, perseguidora, me atrapa y me incita a desplomarme en el frío suelo de mi casa (siempre me ha gustado sentarme o acostarme así, con la frente en la tierra) puesta y dispuesta, ociosamente ansiosa e inquieta, tan puesta que no resultó, la despedida no nos salió, fue raro, el lívido se había desbordado, -la luna llena me trastorna- le dije y rió… así fue como ésta mañana quedé húmeda y sola en mi cama, despiertos los sentidos y con el ya acostumbrado asfixiante dolor de cabeza (con sus respectivos males y recuerdos que me ponen en un estado como "feliz"), así fue, yo lo vi.
Karla P.